El juez John Handley de Scranton, Pensilvania, que hizo una fortuna con las inversiones en carbón, desarrolló al final de su vida un cálido afecto por la ciudad de Winchester y su herencia escocesa-irlandesa. En 1895, dejó fondos para la construcción de una escuela, y también para esta biblioteca "para el uso gratuito de la gente de la ciudad de Winchester". El resultado de esta munificencia es quizás la expresión más pura de Virginia del regio y florido clasicismo Beaux Arts. Los arquitectos de la Biblioteca Handley fueron J. Stewart Barney y Henry Otis Chapman de Nueva York. Iniciada en 1908 y terminada en 1913, la biblioteca fue un modelo para su época. La cúpula, las columnatas y las explanadas encerraban las instalaciones más modernas, incluyendo un auditorio, salas de lectura bien equipadas y cinco niveles de pilas con suelo de cristal, todo ello con una construcción ignífuga. Aún siendo una instalación eficiente, la Biblioteca Handley es una ilustración de los beneficios duraderos de la calidad arquitectónica.